Por María Alejandra Benítez Hurtado *
La izquierda corporativa es un término que ha ganado notoriedad en los últimos años, especialmente en el contexto de la política contemporánea. Este concepto resalta a una moderna corriente dentro de la izquierda política que, a pesar de su retórica progresista, mantiene estrechos vínculos con grandes corporaciones y el capital financiero en búsqueda de la justicia social.
Pero el término es, en sí mismo, generador de muchos interrogantes: ¿es un oxímoron político o es una tendencia modernizadora de lo que conocemos de la izquierda? Tradicionalmente, la izquierda se asocia con la defensa de la justicia social, el medio ambiente, la clase trabajadora, la igualdad, la oposición y la crítica al poder del gran capital y a la mayor intervención del Estado en la economía para reducir desigualdades. Las corporaciones, por otro lado, suelen identificarse con el sistema capitalista, la búsqueda de ganancias y, a menudo, con prácticas que contradicen los valores intrínsecos de la izquierda.
Un ejemplo claro de esta tendencia es la adopción de políticas de responsabilidad social corporativa y sostenibilidad por parte de las empresas. Estas políticas, que incluyen desde la reducción de emisiones de carbono hasta la promoción de la diversidad e inclusión en el lugar de trabajo, son vistas por los defensores de la izquierda corporativa como pasos positivos hacia un modelo económico que equilibre los ideales progresistas y no se enfrenta a los grandes capitales.
Sin embargo, no se escapa a la crítica este planteamiento: la adopción de un lenguaje progresista en temas sociales (diversidad, inclusión, sostenibilidad, etc.) por parte de las corporaciones, desde la óptica crítica, es realizada con el objetivo de mejorar su imagen pública, atraer consumidores con conciencia social o evitar regulaciones más estrictas, sin realizar cambios sustanciales en sus prácticas económicas o su estructura de poder.
En este sentido, la izquierda corporativa sería una estrategia de marketing o greenwashing que busca capitalizar el interés en temas sociales sin un compromiso real, además de adoptar creación de sindicatos que se arrodillen al empleador o en su defecto incentivar su no creación, dejando a un lado las demandas históricas de la población trabajadora.
Además, la izquierda corporativa tiende a apoyar políticas de mercado que fomentan la innovación y el crecimiento económico, como la inversión en tecnología verde y la promoción de startups. Estas políticas son vistas como una forma de reconciliar el crecimiento económico con la justicia social, pero también han sido criticadas por perpetuar un sistema económico que beneficia desproporcionadamente a los más ricos.
La izquierda corporativa seguirá siendo un término polisémico y controvertido que refleja las tensiones y contradicciones del debate político de hoy día, pero que también representa una adaptación de la izquierda en el mundo globalizado.
En lugar de demonizar el concepto, se deben analizar las prácticas concretas de las empresas y de los actores políticos en las esferas gubernamentales que la pregonan y evaluar su impacto real en la sociedad en clave de superación de pobreza, sostenibilidad, sustentabilidad y generación de movilidad social, para apreciar si, en definitiva, es o no un maquillaje más en el teatro y la mofa del poder al pueblo.
* Abogada, magíster en Derecho Administrativo; directora regional para Bolívar del Departamento Administrativo de Prosperidad Social, y designada del presidente de la República ante el Consejo Superior de la Universidad de Cartagena.
Publicado originalmente en Revista Metro de Colombia: https://revistametro.co/2025/01/izquierda-corporativa-el-oximoron-del-debate-politico-actual-o-la-modernizacion-de-la-izquierda-tradicional/
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